Milli-Motein debe su nombre a las cadenas de proteínas en las que se inspiró el investigador del MIT,
Neil Gershenfeld, para diseñarlo. El pequeño robot está formado por módulos idénticos que incorporan un pequeño motor capaz de girar para producir ángulos que formen objetos.
La señal eléctrica con las órdenes sobre que objeto crear se transmiten con facilidad de un módulo a otro. Gershenfeld ha creado su prototipo con apenas unos pocos módulos pero asegura que si la cadena es lo bastante larga puede formar cualquier objeto tridimensional, abriendo las puertas a la idea de materiales capaces de cambiar de forma.
El verdadero avance de Milli-Motein no es tanto el robot en sí sino su motor. Para que el dispositivo fuera efectivo, el coste energético de mantener una forma debía ser mínimo. Para ello, Gershenfeld se inspiró en las grúas que elevan coches en desuso en los centros de reciclado.
Milli-Motein utiliza un sistema similar de imanes alineados en un anillo de tal manera que el motor sólo consuma energía al moverse, manteniendo una forma rígida y resistente sin consumir energía cuando los imanes permanentes no son anulados por los electroimanes. De momento no hay aplicaciones prácticas concretas y Milli-Moltein no es el único proyecto relativo a materiales programables, pero nos cabe duda de que la Agencia para proyectos avanzados del Departamento de Defensa Estadounidense que financia el proyecto ya le encontrará algún uso.
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